Al sureste de la provincia emerge un área protegida de notoriedad mundial. Formada a expensas de la erosión, la región acuna el río que cruza el cañón de Talampaya y baña las costas encajonadas del pedregal. Los bruscos cambios de temperatura han generado un cincelamiento natural, lo que ha producido la rotura de grandes placas tectónicas. Estas son testigos de más de 250 millones de años de evolución. Sitio de extrema belleza, el desierto se impone por sus suelos variados y sus colores únicos.